I
La libertad
No está más allá de la alambrada
Ni en los labios
Sedosos de la tarde.
Ni siquiera en el fantástico gemido de tu amor.
La libertad
-con sus ojos de lluvia delirantes-
No viste de ocio ni distancias
Ni está
Colgada como un pergamino
De tus vanidades.
La libertad
No es un viaje hacia lo ignoto
Sino
Un retorno hacia la esencia.
La libertad
Cabalga en silencio por mi sangre
Y susurra, graciosa, su nombre
A mis anhelos.