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Talca, Chile
Lo único que tengo claro es que nací en Chillán. De ahí para adelante es una enorme nebulosa.
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sábado, 25 de octubre de 2014




 I


Sueña el gato
con un barco
y un inmenso océano donde las gaviotas
son sus marineros
y él
capitán de los atardeceres
que 
desde las jarcias le sonríen.

Despierta el gato
desconcertado.

El no conoce el mar
ni las gaviotas
y
luego de alisar sus bigotes con esmero
vuelve a dormirse
mientras estrellas vienen 
a buscarlo.




  II


Giran luces y formas
en este sueño.
Calles que son árboles que regresan.
Palomas que ríen hasta florecer.
Hasta amanecer
ser 
palomas
sonriendo.



  III


La letra de la lluvia 
arranca melodías
y días
a mi tristeza.
Sobre el mantel se abre un corazón
y la noche
luce coquetos zapatos
de charol.



  IV


Pájaros de agua.
Alas de luz
en un trino 
de cristales
y luciérnagas



viernes, 24 de octubre de 2014




 I


Me asomo al mundo para copiarlo;
pero, es malo mi arte
y los pájaros se me hacen sueños
y los sueños, luces
y éstas vuelan
corriendo
hasta tus ojos
a sumergirse,
para ser 
más luz
o distancia
en tus océanos.



 II


Svetlana,
la más hermosa niña de Bogoliúbovo,
soñó una noche con un  país extraño.
Con un hombre que creaba pájaros
con sus palabras
y que la miró
con una sonrisa que le calló el corazón.
Svetlana
pensó entonces
que su vida sería diferente;
pero,
nada pasó.



 III


Decía 
que tuvo una "mina" en Valparaíso.
Una gringa.
Decía
que la Irma era sólo un mal recuerdo.
Que dolía a veces,
pero, qué importaba.
Me dijo,
-sólo una vez me dijo-,
que se había obsesionado con mi madre
y lloró en silencio
como aquella vez
en que -mirándome a los ojos-
me gritó
que prefería perder un hijo
que a su partido.







  IV


En 1941, a las once de la mañana,
doña Rosalía dejó de alimentar a sus gallinas.
Miró hacia el cielo y no pensó nada.
Absolutamente nada.
Setenta y tres años después,
a la misma hora,
habían 34 grados a la sombra.





jueves, 23 de octubre de 2014




 I


Cuando llegué al final de la fila,
ya no quedaban alas..., ni plumas para entregar.
El ángel -entonces- me miró como si sintiera
(los ángeles son como tú:
no sienten; sólo son hermosos)
y
haciendo un gesto de suma inteligencia
pegó una sombra nueva a mi pasos
y me lanzó 
de vuelta al mundo.
Y no hubo trompetas ni nada parecido.
Sólo un llanto que  me ahogaba
y que me hizo hombre
nuevamente.




  II


Este 
no es el puente de San Francisco.
Sólo 
el esqueleto triste de una obra abandonada sobre el río Claro
manchada por mil grafittis 
que son como heridas infectadas por la  orina
sobre cuyas bases
una pareja
hace el amor de pié.


miércoles, 22 de octubre de 2014




 I


No tengo una causa superior.
Ya todo está creado
o destruido.
Voy o vengo.
No lo sé.
Llevo
piedras extrañas
en los bolsillos.




 II


No me gusta ocupar
muchas palabras para escribir.
La vida es simple:
Una hoja de luz que cae del árbol ajeno.
Dos gotas de olvido
que vuelan
cogidas de la mano
por tu ausencia.




domingo, 19 de octubre de 2014




 I


Las señoras muertas de mi cuadra
lucen inquietas cuando 
transitan por el barrio.
Ellas
pasan lentamente a
cualquier hora del día.
Van ajenas.
Cruzan
sin saberlo
por los muros rotos
de nuestras vidas.



 II


Oigo campanas.
Creo un atardecer para escucharlas.
Veo
tu sonrisa donde nadie.
Pienso
que la vida
se escapó para siempre
de la jaula de los pájaros.



 III


Casi siempre estaba en la puerta de su casa.
Esperando los recuerdos.

O algo que no sabía;
pero, anhelaba.



 IV


Ya no duermo de noche.
Las voces de tu olvido se trepan a mi cama y 
me violentan.
Dejan
mi cuerpo
agotado,
desnudo.
En los brazos pálidos
de las primeras luces.

viernes, 17 de octubre de 2014




¿Saben ustedes
cuántas palabras se pierden cada día?
¿Cuántas caen
desde el precipicio de las bocas
totalmente ensangrentadas
de vacío?




jueves, 16 de octubre de 2014




 I


Corrí hacia el espejo
a buscar
lo  que tú
no habías visto en mi mirada.
Pero, estaba allí:

Todo, 
todo el universo
estaba allí.




 II


Solía anclarme en un segundo.

Suspenderme
en el filo de un adiós.

Así,
sin malla protectora

ni esperanza.



  III


Ella,
odiaba su boca.
Ella
hablaba con sus ojos
y
con ellos
decía esperanza
o
sonrisa.

A veces.
con su boca,
sólo pintaba
un hombre
cayendo
hacia 
el vacío.


martes, 14 de octubre de 2014




 ¿Escuchas
como respira el mar
mientras descansa
o
el latido del cosmos
mientras siembra estrellas
en tu nombre?

Dime, 
¿qué haces en tu ventana
si ya no ves 
la vida  en sus cristales?.

domingo, 12 de octubre de 2014