I
Es
la noche de la fiebre y
los relojes
ríen
y lloran
a carcajadas
... y tú
no vienes.
II
Este fue un barrio simple.
Allí,
donde orinan los perros,
se sentaba doña Peta a contarnos mentiras
divertidas.
Allí también esperábamos por cualquier cosa
mientras la transpiración dejaba
surcos de tierra sobre nuestros rostros.
La pelota era la vida entonces
y más allá de la esquina,
el universo.
III
Alguien destruyó mi cabeza con un palo.
Y desde entonces,
la lluvia formó
el más bello lago
en la cuenca de mi cráneo.