-¿Cuándo estuvo la última vez en New York?
- La verdad es que nunca.
Pero; sueño. Sueño mucho.
Voy,
De aquí para allá
Y de allá para todos lados.
He dormido bajos los cielos polinésicos
Y bebido hasta aburrirme en
Los bares de Irlanda.
Oriné,
También, en un rincón
De las calles de París.
Recorrí parques inmensos de una ciudad sin nombre
Y
Por todos lados
Busqué y busqué
Un rostro
Que no existía.
-Y, ¿cuándo va a salir del país?
- Creo que nunca.
Los muertos no viajamos.
II
Como buena hija de sí misma
Se maquilla cuidadosamente antes de salir.
Pero,
No sale.
Vive puertas adentro
Mirándose en paredes de espejo
Y
Cuando logra abrir la puerta
Pisa con mucho cuidado
Para no ensuciar sus pies
Para no quemar su piel
Para no regresar
Con los ojos sucios de mundo.
Entonces,
Vuelve
A declararse hermosa
Y se encierra
Dentro de sí
Y para siempre.
III
Nosotros somos
Los poetas chicos,
Los que escribimos en los barrios.
Los que jugamos a pata pelá.
Los que soñamos vivir
Sentados
Desde siempre
En la puertas del infierno.
IV
Puede ser que no fui yo.
Que tuve miedo de ello.
Que me resbalé por mi sombra.
Que me hice el leso.
Que miré para el lado
Que no me vi, desnudo, frente a mí mismo.
V
Se perdía
A la manera de los choros
(De los desesperados).
De repente.
Y
No se hablaba en sus ausencias.
Sólo
Se hacían las cosas como si nada.
Y
Se evitaba llorar.
Cuando volvía,
Se juntaban en la mesa.
Hablaban del tiempo,
Del futuro.
Se soñaban eternos
Y reían.
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