A quien le importe:
La vida no vive sobre las nubes.
La muerte tampoco reina sobre la lluvia.
Los pimientos llevan soberbios trajes de colores.
¡Ah!,
De aquí a la esquina,
Hay un enorme precipicio que sonríe.
II
No me va a decir que no.
Sólo debo sonreírle.
Decirle
Que mis ojos brillan porque lo veo.
Quizás,
Moverle un poco las pechugas.
Claro,
Algo suave,
No vaya a pensar que soy una cualquiera.
Que lo busco sólo
Por interés.
III
III
Es inútil dejar
Palabras
Sobre una mesa llena de cicatrices.
El perfume del vino derramado
No alcanza para olvido.
y
Las horas se van junto a la lluvia muerta.
Para ser silencio, quizás,
O sólo barro al fondo de la esperanza.
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