I
Es pelea perdida
hablar de poesía con los propios.
La sangre cubre el mantel
y las tazas quedan
con las entrañas expuestas.
Luego,
un silencio
más espeso que la muerte
acompaña a los guerreros
hasta sus piezas.
En esas noches,
nadie vuelve a hablar.
II
Como a una galleta oblea
había
que morderte suavecito.
Poner
la lengua entre los dientes
y lamer
con delicia
la dulzura empalagosa
de tu piel.
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