I
De pronto, la micro,
nos sacudió de su vientre
-como lo hacen los perros con las pulgas de su lomo-
y se fue corriendo
a jugar entre los cerros.
II
Ahora, que estoy viejo y triste,
cierro mis ojos y
me calzo los rotos zapatos nuevamente
y corriendo voy a la escuela bajo la lluvia
sólo para volver
y abrazar fuerte a la madre
que me espera.
III
Corren los cerros hacia el mar
para mojar la cansada tierra de sus pies
mientras las casas
son sólo viejas fotografías
colgando
de sus vestidos multicolores.
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